CUIDADOS BÁSICOS DE LA PIEL

cuidados básicos de la piel

En este artículo os vamos a hablar de los cuidados básicos de la piel, pues es importante conocer cuál es exactamente la función principal de la piel en nuestro organismo, así como saber cómo es nuestro tipo de piel y nuestro fenotipo para darle los cuidados que necesita.

¿QUÉ ES LA PIEL Y CUÁLES SON SUS FUNCIONES?

La piel es el órgano más grande y externo del cuerpo humano, así como de otros animales vertebrados. Cumple varias funciones esenciales para el organismo, incluyendo:

Protección: La piel actúa como una barrera protectora contra agentes externos como microorganismos, sustancias químicas, radiación solar y lesiones físicas. Además, ayuda a prevenir la pérdida excesiva de agua y electrolitos del cuerpo.

Regulación de la temperatura: La piel participa en la regulación de la temperatura corporal mediante la dilatación y constricción de los vasos sanguíneos y la producción de sudor. Esto ayuda a mantener el equilibrio térmico del cuerpo.

Sensación táctil: La piel está llena de receptores sensoriales que permiten detectar estímulos como el tacto, el calor, el frío y el dolor. Estos receptores transmiten información al sistema nervioso, lo que nos permite interactuar con el entorno y responder a estímulos externos.

Síntesis de vitamina D: La exposición a la luz solar permite que la piel produzca vitamina D, una vitamina esencial para la absorción de calcio y el mantenimiento de huesos y dientes saludables.

Excreción: A través de los poros de la piel, se pueden eliminar pequeñas cantidades de desechos y toxinas del cuerpo en forma de sudor.

Comunicación social: La piel también juega un papel importante en la comunicación social, ya que la apariencia de la piel puede influir en la percepción de la salud, la belleza y la edad de una persona.

La piel está compuesta por varias capas, que incluyen la epidermis (la capa externa), la dermis (la capa intermedia) y, en algunos lugares del cuerpo, la hipodermis (la capa más profunda). Cada una de estas capas cumple funciones específicas en la protección y funcionamiento del cuerpo. Cuidar adecuadamente la piel es esencial para mantener su salud y funciones óptimas.

paso 1 para darle los cuidados básicos que necesita: DESCUBRE CUÁL ES TU TIPO DE PIEL:

Saber cuál es tu tipo de piel es esencial para desarrollar una rutina de cuidado que aborde las necesidades específicas de tu piel. Si no estás seguro de tu tipo de piel, considera consultar en tu farmacia, dermatólogo o profesional de cuidado de la piel. Tu farmacéutico podrá ayudarte.

Existen varios tipos de piel, y cada uno tiene características y necesidades específicas en términos de cuidado. Te dejamos los tipos de piel más comunes que podrán ayudarte a identificar cuál puede ser tu tipo de piel:

Piel Normal: La piel normal es equilibrada y suele tener una textura suave y poros no muy visibles. No es ni demasiado grasa ni demasiado seca, y generalmente tiene un aspecto saludable.

Piel Seca: La piel seca tiende a sentirse tirante y áspera. Puede tener descamación, enrojecimiento y una apariencia opaca debido a la falta de hidratación. Los poros son menos visibles en este tipo de piel.

Piel Grasa: La piel grasa tiene una producción excesiva de sebo, lo que puede llevar a un aspecto brillante, especialmente en la zona T (frente, nariz y mentón). Los poros suelen ser más grandes y hay más propensión a tener acné y puntos negros.

Piel Mixta: La piel mixta es una combinación de piel grasa en la zona T y piel normal o seca en otras áreas del rostro. Requiere una rutina de cuidado que aborde las necesidades de ambos tipos de piel.

Piel Sensible: La piel sensible es propensa a reacciones adversas como enrojecimiento, picazón, ardor o irritación en respuesta a productos o condiciones ambientales. Requiere productos suaves y específicos para evitar la irritación.

Piel Propensa al Acné: Este tipo de piel es más susceptible a desarrollar acné y espinillas debido a la producción excesiva de sebo y a los poros obstruidos. Puede ser grasa o mixta.

Piel Madura: La piel madura muestra signos de envejecimiento como arrugas, flacidez y pérdida de elasticidad. Requiere productos y cuidados específicos para combatir estos signos.

Piel con Tendencia Rosácea: La piel con tendencia a la rosácea tiene enrojecimiento crónico, a menudo acompañado de vasos sanguíneos dilatados. Es sensible y requiere productos suaves y cuidados especiales.

Piel Deshidratada: La piel deshidratada carece de agua, aunque no necesariamente de aceite. Puede sentirse tirante y áspera, incluso si tienes piel grasa. El enfoque está en mantener la hidratación.

Piel Hiperpigmentada: La piel hiperpigmentada tiene áreas de oscurecimiento, como manchas solares o melasma. Requiere productos que ayuden a reducir la pigmentación.

Es importante recordar que la piel puede cambiar con el tiempo debido a diversos factores como la edad, la dieta, el clima y los productos que uses. Además, algunas personas pueden tener una combinación de varios tipos de piel en diferentes áreas de su rostro. Conocer tu tipo de piel te ayudará a adaptar tu rutina de cuidado de manera más efectiva.

paso 2 para darle los cuidados básicos que necesita: DESCUBRE CUÁL ES TU FOTOTIPO DE PIEL

En el contexto de la dermatología y la exposición al sol, el término «fenotipos de sol» se refiere a las diferentes respuestas de la piel a la radiación ultravioleta (UV) del sol. Estos fenotipos se basan en la capacidad de la piel para broncearse, quemarse o desarrollar otras reacciones en respuesta a la exposición al sol.

Los fenotipos de sol se utilizan para clasificar cómo diferentes tipos de piel reaccionan a la radiación UV y cómo pueden ser propensos a desarrollar daño cutáneo o cáncer de piel. Se han propuesto varias escalas de clasificación de fenotipos de sol, y una de las más conocidas es la Escala de Fitzpatrick, que clasifica los diferentes tipos de piel en función de su reacción al sol.

Te detallamos sus características para que puedas identificar cuál dirías que es tu fenotipo de piel.

La Escala de Fitzpatrick clasifica los fenotipos de sol en seis tipos principales:

Tipo I: Piel muy clara, siempre se quema y nunca se broncea. Tiene alto riesgo de quemaduras solares y de desarrollar cáncer de piel.

Tipo II: Piel clara, se quema con facilidad y se broncea mínimamente. También tiene un alto riesgo de quemaduras solares y cáncer de piel.

Tipo III: Piel más oscura que los tipos I y II, se quema ocasionalmente y se broncea gradualmente. Aún puede quemarse con la exposición intensa al sol.

Tipo IV: Piel de tono más oliva o marrón, se broncea fácilmente y rara vez se quema. Tiene un riesgo menor de quemaduras solares, pero aún puede desarrollar daño cutáneo.

Tipo V: Piel marrón oscuro, se broncea de manera muy rápida y rara vez se quema. Tiene un riesgo menor de daño por el sol, pero aún necesita protección.

Tipo VI: Piel muy oscura, nunca se quema y es muy resistente al daño solar. Aún así, se recomienda protección solar.

Estos fenotipos de sol son útiles para guiar a las personas sobre cómo deben proteger su piel del daño causado por la radiación UV. Los tipos de piel más claros tienden a ser más sensibles y propensos a quemaduras solares y al cáncer de piel, mientras que los tipos de piel más oscuros aún pueden sufrir daño y deben tomar precauciones para prevenirlo. Es importante recordar que todos los tipos de piel deben protegerse del sol para prevenir daños cutáneos y reducir el riesgo de cáncer de piel.

¿Ya tienes ahora una idea más clara de cuál puede ser tu tipo de piel y tu fenotipo? Si no es así o tienes dudas recuerda que puedes consultar con un especialista o consultar a tu farmacéutico sobre los diagnósticos de piel.

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HÁBITOS QUE TE AYUDARÁN A MANTENER LA PIEL SALUDABLE

Mantener la piel saludable requiere una combinación de cuidados internos y externos. Aquí tienes algunos hábitos que pueden ayudarte a mantener una piel saludable:

Limpieza Regular: Limpia tu piel suavemente dos veces al día para eliminar el exceso de grasa, suciedad y contaminantes que pueden obstruir los poros. Utiliza productos de limpieza suaves y adecuados para tu tipo de piel.

Hidratación: Mantén tu piel hidratada bebiendo suficiente agua durante el día y usando una crema hidratante adecuada a tu tipo de piel después de la limpieza. La hidratación adecuada contribuye a una piel suave y flexible.

Protección Solar: Utiliza protector solar todos los días, incluso en días nublados. La exposición al sol sin protección puede causar daño a largo plazo, incluyendo envejecimiento prematuro y riesgo de cáncer de piel.

Dieta Saludable: Consumir una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables puede proporcionar nutrientes esenciales para la salud de la piel. Antioxidantes como las vitaminas C y E son especialmente beneficiosos.

Descanso Adecuado: Dormir lo suficiente es vital para la regeneración celular y la reparación de la piel. Intenta mantener una rutina de sueño consistente.

Evitar el Estrés: El estrés crónico puede afectar la piel. Practica técnicas de manejo del estrés como el yoga, la meditación y el ejercicio regular.

No Fumar: El tabaquismo puede dañar el colágeno y reducir la circulación sanguínea en la piel, lo que lleva a un envejecimiento prematuro y una apariencia apagada.

Cuidado Adecuado de la Piel: Utiliza productos de cuidado de la piel adecuados para tu tipo de piel y necesidades específicas. Esto incluye limpiadores, humectantes, tratamientos y exfoliantes suaves.

Limitar el Alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede deshidratar la piel y contribuir al envejecimiento prematuro.

No Toques tu Rostro: Evita tocar tu rostro con las manos sucias, ya que esto puede transferir gérmenes y bacterias a la piel y causar brotes de acné.

Ejercicio Regular: La actividad física regular mejora la circulación sanguínea, lo que puede llevar nutrientes y oxígeno a las células de la piel.

Usar Productos suaves: Evita productos agresivos que puedan irritar tu piel. Opta por productos sin fragancias y sin ingredientes irritantes.

Consultar con un Profesional: Si tienes problemas cutáneos persistentes o preocupantes, consulta a un dermatólogo, farmacéutico u otro profesional de la salud de la piel para obtener orientación y tratamiento adecuado.

Recuerda que cada persona tiene necesidades y tipos de piel diferentes, por lo que es importante adaptar estos hábitos a tus propias circunstancias.

Ciertos medicamentos pueden afectar la piel, especialmente fotosensibilizantes.

Es conveniente usar siempre fotoprotector al exponerse al sol.

*Cualquier duda puedes escribirnos aquí o por mensaje privado en nuestro Instabram @farmatrendy y te responderemos.

¡Tu farmacéutica te ayuda! 😉

 

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María Gironés Narvalaz

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